Mi niñez.

"Estaba sentada en la cama de mi habitación, viendo una foto mía de niña. Traía un pequeño vestido azul con flores amarillas, mi pelo estaba desacomodado pues a esa edad a penas y pelo tenía, mis ojos brillaban por el flash de la cámara y la risa que me daba, según veía en la foto. La sonrisa. La sonrisa era lo que más llamaba la atención de la foto; blanca, grande y sin restricciones. Reía por algo que había dicho el camarógrafo, no sé por qué, obviamente no recuerdo, pero me miraba feliz. Me levante de la cama con la foto en las manos y me pare en frente de mi espejo tamaño completo. Sonreí. Era la misma sonrisa que la de mi foto. Pero… mis ojos no brillaban, mi sonrisa no alumbraba, mis ojos no lloraban de la felicidad. Quería creer que era porque nada me había causado esa sonrisa, sino que solo la actué. No era así. Mi sonrisa era así por todo lo que lleva ser joven, el estrés de la escuela, los líos de amor, las falsas amistades, los problemas con los familiares, las críticas, todo eso hacía que mi sonrisa no brillara como antes. La bebé que estaba en la foto se mira libre de hacer lo que quiera sin ser criticada, digo, es una bebé. No va a la escuela, no sabe ni qué es el amor, no puede hablar y eso hace que sus padres no tengan problemas con ella, no tenía amigos y no le importaba, nadie criticaba esos vestidos y mucho menos los zapatitos y las calcetas de encaje. Deseaba volver a la niñez. De pequeña deseaba ser grande y ahora me doy cuenta que deseando ser grande, no valoré lo que era ser feliz sin problemas: mi niñez. "